Mi relación con el teatro es como una partida de ajedrez , a la que nunca puedo ganar. Mis peones(temores) pasean suavemente para no llamar la atención de los detestables alfiles; me muevo galopando en eles pero siempre sale un negro peón y me derrumba el milésimo mal movimiento; mis alfiles( ojos) quienes de sesgo observan y diagonalmente tiemblan ante la malévola Reina-negra tragedia y ella ahí quieta sin haber dado un paso sostiene mi aire angustiado; las torres (decisiones) en líneas rectas no pueden comer con acierto al negro caballo y si lo llegasen hacer, están los demás atentos para dejarme sin cuartel. El tablero como siempre , gobernado de negros "otros". Mi REY (presente)más pálido, que blanco, cabizbajo da dignamente pasos en espera del tormentoso jaque mate, convirtiéndolo en piedra.
Así me deja el Teatro: congelada , polvosa, aniquilada; sin acción, sin textos , ni convivio , ni presencia alguna. Pero, ¡bah!... luego coloco las piezas derrotadas y continúo.
Se me pasa el tiempo con el teatro. Nuestra relación intima nadie la conoce , nadie nos ha visto aun, le interpreto monólogos frente al espejo; me corrige textos, dirige, golpea la sien , el corazón si abandono al cuerpo y equivoco el texto corporal y vocal de mi irrealidad.
El teatro me eligió , yo no lo busqué, fue él quien llamó mi atención, se acercó cuando vio que lloraba en una banca cualquiera y me dijo: "¿quieres contar tus penas?" . Su mano tan aspera y cenicienta me condujo hasta un escenario donde habían otras pequeñas que conocían muy bien mi ridículo destino. Luego seguí a su lado porque me enseñó a reír del YO ingenuo-mundano, sin piedad , ni glorias. Con el tiempo, cuando mi cabeza tenía otras inquietudes , lo abandoné, me esfumé entre palabras sueltas, movimientos rápidosy juguetones.
Lo dejé, mas en sueños me buscaba y contaba mentiras de un próximo encuentro , donde estemos juntos a otros en su altar-escenario para siempre. Y regresé pero por ratos nos vemos, fumamos y saboreamos vino y miramos juntos ese espacio vacío , quieto con fantasmas dormidos y sin un YO.
Mi relación con el teatro es parecida al sexo insatisfecho, ese que quieres repetir porque no sabes que estuvo mal o bien , ¿ si aquel o tú? y lo sigues haciendo con la sospecha de que algo más falta. El teatro es como la palabra AMOR , palabra tan "cierta", radical , monógama y la vez tan puta.
El teatro me conflictua a medias pausas, a medios ritmos, me mantiene incompleta, eunuca sin poder engendrar imaginarios.
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YO-teatro, teatro-YO , ¿que más tragedia? , ésta : El no poderte abarcar como quisiera. Te peleo , te disculpo , te odio, te extraño , pero no me atrevo a decírtelo abiertamente porque sino empiezas a agredir más a este ego ocupado con pretensiones y aberradas ideas de "otros".
Tú, teatro eres antisocial , anti otros-yo, anti realidad, eres mi marginalidad, mi subdeseo e insistencia.
Tú sigues en mi , yo te abandono y cuido, ¿ Dime, quienes tienen voces de propiedad sobre ti , que te niegan y adueñan de tu libre albedrío? y cual Semidios huyes a buscarme junto a la reina MAB.
¿Dime, teatro donde consigo esos pasos de objetividad que me faltan para subir a tus tablas , sin sentirme rechazada por mi YO?
El tiempo , tú - yo seguimos juntos sin haber hecho click en sincronía. Te rondo , te circulo, no camino en el proscenio, aun no , pero se que ahí estás aguardando mis pesadas vibras.
Recuerdo cuando me enseñaste a REIR con la fuerza del : alma , pies , manos , besos , odios , fracasos. A reir con la puerta cerrada y abierta. Aprendí a reírme del YO , glorioso TEATRO.
Por eso te sigo jugando en el ajedrez de mis días y negaciones de los que no conocen nuestra intima y confusa relación de abandonos-huídas y des-encuentros.
Delia Pin Lavayen.
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