lunes, 1 de noviembre de 2021

Los antimatrix, negación a la nueva normalidad

 

Marzo 2020: Guayaquil se sincronizó con el pánico social que sufría la humanidad globalizada, el covid 19 acechaba la atmósfera, calles y hogares;  igual que en otros países del mundo. Según fuentes informales de las  redes sociales y medios de comunicación europea: Suecia, Suiza y los Países Bajos no padecieron confinamiento, ni pandemia alguna.

Covid, enfermedad viajera: transita(ba) en el aire, se arrastraba como serpiente entre los zapatos de los confinados; se pegaba a cualquier artículo que el ser humano tocara; atacó ferozmente a los adultos mayores, a los diabéticos y a los que padecían enfermedades terminales; además, se  acomodó plácidamente en los cinco sentidos de la humanidad propensa al miedo, al terror: cubrirse nariz y boca (nueva cultura social hasta ahora); uso de guantes, evitar el contacto físico; la vista corta  por el aislamiento dentro de cuatro paredes; y los que padecieron la enfermedad nos prevenían que el gusto y el olfato desaparecía por un buen tiempo como sentidos sensoriales.

En los momentos más borrascosos para la población guayaquileña como en otros lugares: Los medios de comunicación formales cumplían con noticias parcializadas falsas o reales de doctores, científicos  alertando exageradamente a la comunidad sobre cuidados excesivos del uso de la mascarilla, guantes y  la (venenosa) paracetamol; provocando graves efectos a los cautos obsesivos: estrés, angustias, ansiedad que derivaron algunos en casos mortales: infartos cardiacos, aneurismas y entre otros trastornos.    

Todo se llamó Covid 19

Tiempos muy difíciles: En los hospitales, los doctores llamaban a todas las enfermedades con un solo nombre: "Covid". Las múltiples dolencias que afectaban al ser humano de repente desaparecieron y todas se  titulaban en los medios impresos y de tv.: "Aumentan los casos de covid 19". En los hogares, las familias  volcaron su fe hacia la medicina natural, efectivos remedios caseros que curaron a graves y propensos del covid. La figura del personal médico se desvirtuó por los millares casos de desatención o mala práctica; mientras que,  a otros galenos se los reconocían como héroes por la consagración hipocrática.  En las redes sociales  las noticias eran más confiables en comparación a los medios oficiales que alteraban los datos y estadísticas de enfermos y muertes por el virus. Luego de la desaceleración de la enfermedad, las mismas redes que por un momento fueron nuestras aliadas empezaron a cerrar, bloquear cuentas de usuarios que  mantenía a la población informada. 

El covid enfermó y mató a muchos pero no puede ser considerada una pandemia como se ha hecho creer.


La aclamada vacuna llega a Ecuador

Desde agosto 2020, la vacuna  ya venía a viva voz recorriendo países de Europa y EE.UU. Los latinoamericanos en su gran mayoría imploraban ingenuamente la vacuna. Los "antimatrix" ya conocian el juego que planteaba el Orden Mundial: Vacunar a todos.

En diciembre llega a Ecuador la "salvación" que prometen las farmacéuticas, los primeros vacunados: adultos mayores y los que laboran en empresas privadas y públicas; doctores, docentes  y demás profesionales del servicio al clientes. Entre tanto, la escasez y el desempleo aumentaron y continuamos  sin mejorar el desbalance económico y se suma la violencia  descarada que padecemos en la actualidad.

La promesa del gobierno de Guillermo Lasso al inicio de su presidencia: Vacunar a toda la población ecuatoriana; podemos decir "casi" acto cumplido, hasta Octubre del presente año, en Guayaquil  un 70% de vacunados. Grupos pequeños como religiosos u otras doctrinas reniegan de la vacuna y lo demostraron con marchas en contra de la propuesta municipal y presidencial: la obligatoriedad de la inoculación; a buena hora (todavía) la Constitución de la República ampara a los no vacunados para que no sean despedidos de sus empleos y puedan ejercer libremente sus labores en la ciudad y país. Eso se dice pero, en la realidad, es indispensable el certificado de vacunación, existen limitaciones en lo laboral si no se tiene las vacunas.

 Los Antimatrix alrededor del mundo

De manera personal a todos los que están en contra del sistema mundial  y de la vacuna los denomino "Antimatrix"; llámelo usted: antivacunas, negacionistas, conspiranoicos, en su mayoría profesionales de la salud, también investigadores, científicos de toda índole, también los que se unieron porque padecieron pérdidas familiares  y entre otros, los que en ningún momento creyeron en este experiemento mal llamado vacuna. La misión que los moviliza  a los antimatrix, la verdad y la justicia: continuar difundiendo la experimentación mortal que se ejecutará hasta completar 8 dosis de inoculación transgénica a toda la población mundial, seguir mostrando con pruebas; víctimas silenciadas: con problemas cardiacos, parálisis, trombosis y entre otros casos de gravedad y desconocidos aún (como las millares de denuncias que se realizan en las redes y luego desparecen porque se considera información falsa).

la Pandemia* no solo  trajo consigo víctimas mortales, dolor y escasez económica: Una pequeña parte de la humanidad logró despertar, ver la VERDAD, la manipulación sistemática de los gobiernos globalizados; no todos actuamos obedientemente al uso de la mascarilla,  a la inoculación; personas que no están a la espera de la anhelada  normalidad, saben bien que la  vida humana no es la misma después de la falsa pandemia.  Los conspiranoicos aumentaron tanto en Europa y en muchas partes de  América: grupos de científicos comprometidos con el futuro, la salud y el bienestar de la humanidad se vieron involucrados en manifestaciones públicas en plazas, instituciones de salud, comunidades que conocen muy bien los planes del Orden Mundial; en Argentina: Chinda Brandolino pertenece a la Ola Celeste ha protestado en contra del aborto y ahora hace resistencia al experimento transgénico actual. Los negacionistas  no se han detenido en ningún momento sigue haciendo oposición a las reglas impuestas por sus gobiernos en Francia, Italia y en algunas ciudades de España; y los antivacunas en EE.UU adversarios directos que protestan en los centros de vacunación de algunos estados del país.

 

El hombre antivacunas de Guayaquil


Andrés Alvarado Ortega de Guayaquil, de seguro lo han visto con carteles pesados colgados a su cuerpo (como se muestran en las fotos) por cualquier avenida de la ciudad, recomendando al ciudadano que debe ingerir  para quitar el grafeno del organismo de los vacunados.

 Andrés Alvarado Ortega; hombre común como cualquier guayaquileño; padeció lo mismo que todos durante la cuarentena alargada del covid: aislamiento, estrés, desgaste emocional, etc. Cuando ocurrió la cuarentena, se mantenía informado con las noticias  y las microcrónicas de las redes sociales, se enteraba de la información parcializada y lo que ocultaban los medios de comunicación; se tranquilizaba él mismo con esta frase: “alguien se va a dedicar hacer algo”. Se inquietaba cada vez por lo que decía la comunidad científica  y farmacéutica del Ecuador y el mundo en relación a la vacuna. Creyó fielmente que la vacuna contrarestaría el virus; incluso acompañó a su madre a ponerse la primera dosis; pero, al pasar el tiempo empezó a descubrir cosas extrañas que compartìan amistades en las redes sociales, su duda se acrecentaba, incluso realizó con sus amigos  un experimento en la plaza San Francisco de Guayaquil, donde podían ver los códigos de los vacunados por medio de un móvil de alta tecnología. Andrés Alvarado ha sido testigo fiel de  como ha afectado la vacuna a amistades cercanas: un  amigo parapléjico,  una amiga con trombosis en la pierna.  

Andrés Alvarado entre sudores y pesados papelógrafos se desgasta mañanas o tardes enteras por la ciudad, teniendo al Sol como compañero; se ha paseado entre las infinitas colas de los que se vacunaban previniéndoles los daños futuros que acarrearan si lo hacen, unos cuantos hijos de la matrix movían sus cabezas en aprobación y otros, indiferencia total, escusas que se escuchaban: "mi trabajo me pide el certificado de vacunación", " no puedo viajar si no me vacuno",  " no podré transitar libremente por la ciudad" entre otras escusas, que más bien parecen, decisiones propias y genuinas.

 

  • Andrés es ese personaje extraño que se atreve HACER mientras muchos solo lo piensan: ¿o, alguno de ustedes que leen este texto serían capaces de hacer lo que  él hace?
  • Andrés es uno en un millòn que ha decidido enfrentarse contra la mentira  embaucada del covid, la vacunación y en contra del muncipicio de la ciudad.
  • Leer las leyendas  colgadas en sus carteles logran la curiosidad de los transeuntes, o unas cuantas sonrisas sin más; algunos obedientes hijos de la matrix  prefieren gritarle "loco", por como camina y habla, con la pesada carga de verdades, recorriendo: norte, sur, centro de la ciudad, menos en los  centros comerciales o parques públicos, esos tiene dueños y la franqueza en esos espacios  incomodan mucho  más.




  • Funcionarios municipales y policias le han arrebatado sus carteles y él sin temor alguno exclama: "Si me quitan un cartel hago 20 más". y así lo ha hecho algunas veces ya.
  •  Andrés es uno en un millón que decidiò hacer algo en contra de la manipulación que el ser humano común vive y no quiere darse cuenta, intercambiar la verdad por comodidad es mucho sacrificio para el citadino de estos tiempos.
  • ¿Cuántos Andreses habrán por nuestro camino que han visto, sentido que algo no està bien en el sistema, con los poderes que nos gobiernan después del covid 19 y que por razones personales solo se han convertido en simples observadores y víctimas  de lo que acontece en el dìa a dìa en el mundo. 

Solo queda agradacerle a cada Andrés que se lanza hacer lo que los demás nunca haríamos, ya sea por miedo, por verguenza o  solo por desinterés.                                

                               ¡Gracias Andrés Alvarado Ortega!

 Las reaccione a la vacuna se siguen dando tanto en adultos mayores y en adolescentes a nivel mundial. Manifestaciones y denuncias públicas  continuán  en algunos países y las autoridades correspondientes ignoran y los medios de comunicación solapan.

Los conspiranoicos, los negacionistas, los antivacunas siempre serán una pequeñísima parte de la población mundial que no están con la venda en los ojos, reconocen la matrix tal como es. La verdad  en estos tiempos apocalípticos ya está echada para juzgar y ser juzgada pero, los ilusionistas y los ilusionados: los hijos de la matrix  no pueden escapar de ella porque han sabido encarcearlos bien entre encantos materiales:  espuma de comodidad, centros comerciales, aparatos electrónicos, dinero,  viajes, belleza, glamour y demás placeres capitales hasta hacerles olvidar que no somos solo cuerpo sino también ESPÍRITU y que el espiritu no se alimenta de fantasías de mercado y que, el poder de curación no está en la farmaceuticas sino en uno mismo porque tenemos el don de la cura  y nos aniquilamos cada vez que ingerimos o colocamos a nuestro cuerpo objetos extraños.

"NOS PODRÁN MATAR EL CUERPO PERO JAMÁS, NUESTRO ESPÍRITU."


Delia Pin Lavayen.

 

 


sábado, 21 de agosto de 2021

Los artistas, las vacunas y la normalidad anhelada.


 Los artistas, seres con una clarividencia otorgada por su saber y práctica, tienen una sutileza con los sentidos y eso los vuelve más perceptibles, se comunican mejor con lo simbólico, con las emociones colectivas y por supuesto tiene un estrecho acercamiento con lo que no se dice, con lo que no existe aún: el artista lo crea, lo construye, lo libera de esas cadenas del silencio, de las rejas del sistema controlador y opresor. 

TODO ESTO EXPUESTO era antes de la pandemia:  el artista, el aguerrido constructor de fantasías, de objetividades, de consciencia e inconsciencias expuestas a través de verbalidades, imágenes simbólicas, cuerpos atravesados de 'verdades' y (sin) sentidos; siempre con pasos adelantados al psicoanálisis (casi como comparándolos, 'dicen'); pero ese artista en la pandemia como cualquier ser humano se vio afectado por el aislamiento, la soledad, el hastío, la colera y entre otros desesperos muy humanos nada aguerridos como antes; el artista se marchitó de miedos de no saber qué ser y hacer en esa desolación vivida como nunca antes; le hicieron creer como a todos en una salida 'positiva', 'certera' en un regreso a la 'normalidad', volver a exponerse en sus ideas -con todos los contras muy reconocidos por historia y tradición-, en escenarios, cuadros, calles,  espacios glamurosos o semi vacíos; con  saludos corteses y merecidos por ser artista: Ser es mejor que no ser,  esa es  la cuestión entre tanta espera  enferma y 'pandémica'. 

El artista se vacuna como lo hace el panadero, la cocinera, el sastre, la mesera, el cajero, la secretaria, el profesor, la licenciada, el ingeniero, la directora, el vendedor informal, la dueña del restaurante y como también lo hacen los estudiantes menores de edad llevados por sus padres. 

El artista también cree en la normalidad, no cree en conspiraciones del orden mundial,  ya que él, ella o elles pueden crearlas en las tablas, en una almohada, una pared, un pedazo de tela o en una danza o película 3D tipo David Lynch o en una oda más a Nerón mientras toca la lira. 

El artista no creerá jamás en caos conspiranóicos que lo saquen de la burbuja de su verdad en "contra del sistema" o en sus objetividades con la sociedad o en las profundidades analíticas de la individualidad atrofiada entre tantos "yoes" clasistas, políticos, discriminatorios, anti narcististas y anti religión y entre otros antis etceteras más post contemporáneos. 

El artista se vacunó y anhela volver a la palestra de la crítica y con el público rodeándolo de aplausos o por lo menos de comentarios en los medios y redes sociales. O también ganarse por fin ese lugar digno de dedicación absoluta al nombre y prestigio propio porque su arte de años así lo requiere. 

El artista se vacunó y no preguntó, no analizó, no hizo un estudio, ni una tesis o tesina previa antes de decidir. El artista se vacunó por miedo, porque su empresa o institución pública o privada donde ejerce su vocación lo exige por el bien de la comunidad, es que el artista, es un ser responsable, tiene cuentas que pagar, debe seguir con su vida y sus sueños todavía no cumplidos.

El artista se vacunó porque la familia así lo piensa y lo quieren bien. Porque la vacuna es un 'bien'que no necesitó, ni necesita cuestionarse. 

El artista se vacunó, ya no es anti sistema, ya no es verdad, ya no es esa simbología entre la realidad y la imaginería. El artista se vacunó, el artista murió. 

Delia Pin Lavayen.


domingo, 19 de abril de 2020

Derrotar al covid mental

La ansiedad, el miedo, la frustración, la angustia, la soledad: Palabras enraizadas en cada ser desesperado que  vive tiempos del covid 19, virus arrasador de familias, amigos, conocidos, vecinos y otras personas que nunca llegaremos a conocer. Enfermedad que no ha encontrado cura real en los hospitales abarrotados de gritos y llantos; sino, en los hogares llenos de precausión, esperanzas y dominio absoluto en el cuidado de los suyos. Ante estas "desbastadoras" escenas  de cuerpos enfermos, mentes contaminadas  de incertidubre y corazones  grisaceos; hay algunos por no decir muchos seres,  han encendido su luz interior para encontrar maneras y mecanismos de defensa para si mismos y sus semejantes; personas que han conocido de frente la impotencia, la indiferencia, el hambre, la muerte  pero no, la cobardía;  luchan y siguen preservando la VIDA (con mayúscula y anhelo verdadero).
Ante esto, los que vociferan miedos renegrido de incredulidades, consternaciones en sus publicaciones de redes sociales; o, en las calles, con tapabocas, guantes, busos, gorras que; casi parecen astronautas   evitando  el contacto, la mirada por terror  al "virus": 

¿Si ellos han perdido el coraje, quien en ese núcleo familiar es el valiente? Alguien tiene que ser el soporte de tanto miedo hogareño y social.

-¿Quienes sostienen tantos miedos, llantos, gritos en sus espaldas,? 

-¿Quién es el equilibrio entre tanto terror  invencible  más que la misma enfermedad? ¿tiene nombre? Miren a su alredor y descubran quien es el valiente, mientras usted teme y se desepera. 

¿Dónde se fue la valentía de las personas que tienen sus negocios?

 ¿Dónde están esos fuertes que saben muy bien que la unión hace la fuerza y  ahora huyen de todo, todos? 

El quédate en casa es un eslogan del miedo. 
El quédate en casa es un encierro, mas no debería ser un encierro mental.
El quédate en casa no es para cerrar corazones y apabullarlo de desolación.

¿DÓNDE ESTÁN LOS ANTIGUOS VALIENTES? ¿HAN PENSADO EN DARLE UN HOMBRO, UNA MANO DE APOYO AL QUE LLEVA LA CARGA DE SU COBARDÍA?

No estoy promoviendo que salgan de sus casas pero si del miedo, de la pena, de la angustia  y de la comodidad de decirle a los demás quédate en casa igual a  "muerete de hambre antes que del virus"

Neciamente me atrevo a preguntar
¿Cuál es el más grande miedo que no le deja en paz en tiempos que debe mantener la calma? aunque no tenga trabajo, no haya comida, o la enfermedad haya tocado a su famila u otro terrible evento inimaginable en mi cabeza. 

Repito: ¿cuál es ese miedo que no lo deja ni respirar bien?

¿Qué le hace perder el  equilibrio emocional y dejar el peso de su cobardía en los otros?

Lo que quiero aportar en este momento es invitarlos a la reflexión, hurgarse un poco y descubrir qué podemos hacer para  mantenernos  por lo menos reposados. Y cuidar nuestros cinco sentidos que se llenan fácilmente de todo lo que hace mal.
Decirle NO  a los  noticieros, mejor no saber;  hay tantas micronoticias  basuras como lo llaman por ahí: "covid cibernético" carcomiendo ansiedades y deseperación. 

Y mejor intente: 
-Sembrar un árbol,
-mirar las tantas formas de las nubes, al Sol, la Luna, el cielo despejado en las noches donde las estrellas guiñan suavemente a la Tierra.
-respirar y sentir el aire que entra y sale, hacia y desde el bajo vientre, 
-mirar tu Sol y Luna interior, 
-escuchar el canto de los pájaros antes de las seis de la mañana.
- Ponerse pruebas alimenticias: comer frutas o té sin nada pesado, por lo menos una vez a la semana. Si lo hace seguido, mejor, repletarse no es sano.
-sienta su pulso,  el latir, la voz de su corazón. 
-atender su cabello (la raiz eléctrica de su ser con la tierra) 

Imagine que más puede descubrir y puede ser que algo logre captar en usted, en su espíritu. 

La ansiedad, la desepración nos hace sentir - a veces- que no servimos para nada; sin embargo, la verdad es: tenemos ganada la vida y la libertad de decidir que va a pasar  de ahora en adelante con nuestro ser. Encienda ese corazón  con anhelo y esperanza por lo menos haga el intento. Abráce-se siénta-se.
 La humanidad no puede ni debe seguir igual despues de esto: algo en nosotros debe cambiar o por lo menos desviarnos de esa normalidad que tampoco nos hacia tanto bien ¿o sí?

El covid 19 nos debe dejar una lección y una muy buena lección. No aferrarse solo al dolor mental sin transcendencia. Debemos continuar el ascenso en nuestras vidas, una búsqueda interna y fructifera para usted y los suyos y no estoy hablando de economia y éxito capitalista. 

El cuestionamiento, la reflexión como práctica constante, antes de la llegada del maldito virus no sucedía. El confina-miento ha hecho eco en el que quiere escuchar-se, redescubrir-se ya no en la normalidad que nos consumía y mataba de otra manera, también estábamos muriendo en la cotidianidad del consumismo sedentario. 

LA VIDA CONTINÚA. 

Delia Pin Lavayen.

Los antimatrix, negación a la nueva normalidad

  Marzo 2020: Guayaquil se sincronizó con el pánico social que sufría la humanidad globalizada, el covid 19 acechaba la atmósfera, calle...