viernes, 13 de septiembre de 2019

A mi abuelo

A mi abuelo le gustaba las mujeres de cabello largo y piernas llenitas, él decía: las mujeres más hermosas son de  cabello largo y piernas llenitas;  y da la casualidad que, mi abuela tenía lo que él  buscaba, y algo más. Mi abuelo nunca  montó caballo, solo caminaba entre montes y puentes de caña. Caminaba para que nadie lo joda cuando galopaba; en el fondo, le asustaba ese "animalejo" de cuatro patas. Entre esas caminatas escuchó la risa de un pedazo de río escondido, era como si el río se reía cada vez que él pasaba; al principio, le daba miedo hasta que, la curiosidad pudo más: avanzó entre matorrales, se hundió en las profundidades verdes y salvajes hasta descubrir un ancho riachuelo invadido de muchachas que se reían alegremente, todas desnudas, con el cabello que les daba hasta la nalga; algunas, con risas silenciosas y discretas; otras, con carcajadas bulliciosas pero, todas hermosas. Mi abuela le clavó la mirada a mi abuelo en ese ríachuelo, en esa orilla, en esos matorrales verdes y espesos hasta el útimo día de su vida.
¡Sí! mi abuelo en su juventud  buscaba una hembra, (pero sin saberlo) una hembra que no solo tenga el cabello largo y piernas llenitas sino también una que sepa escuchar y callar; pero jamás se imaginó encontrar una que sepa contar e imaginar;  y era él el que debía callar y escuchar. 
A mi abuelo le gustaban las historias de sangre montuvia, y mi abuela se las sabía todas. 50 años se contaron historias, crearon las suyas propias.


Delia Pin Lavayen

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