domingo, 19 de abril de 2020

Derrotar al covid mental

La ansiedad, el miedo, la frustración, la angustia, la soledad: Palabras enraizadas en cada ser desesperado que  vive tiempos del covid 19, virus arrasador de familias, amigos, conocidos, vecinos y otras personas que nunca llegaremos a conocer. Enfermedad que no ha encontrado cura real en los hospitales abarrotados de gritos y llantos; sino, en los hogares llenos de precausión, esperanzas y dominio absoluto en el cuidado de los suyos. Ante estas "desbastadoras" escenas  de cuerpos enfermos, mentes contaminadas  de incertidubre y corazones  grisaceos; hay algunos por no decir muchos seres,  han encendido su luz interior para encontrar maneras y mecanismos de defensa para si mismos y sus semejantes; personas que han conocido de frente la impotencia, la indiferencia, el hambre, la muerte  pero no, la cobardía;  luchan y siguen preservando la VIDA (con mayúscula y anhelo verdadero).
Ante esto, los que vociferan miedos renegrido de incredulidades, consternaciones en sus publicaciones de redes sociales; o, en las calles, con tapabocas, guantes, busos, gorras que; casi parecen astronautas   evitando  el contacto, la mirada por terror  al "virus": 

¿Si ellos han perdido el coraje, quien en ese núcleo familiar es el valiente? Alguien tiene que ser el soporte de tanto miedo hogareño y social.

-¿Quienes sostienen tantos miedos, llantos, gritos en sus espaldas,? 

-¿Quién es el equilibrio entre tanto terror  invencible  más que la misma enfermedad? ¿tiene nombre? Miren a su alredor y descubran quien es el valiente, mientras usted teme y se desepera. 

¿Dónde se fue la valentía de las personas que tienen sus negocios?

 ¿Dónde están esos fuertes que saben muy bien que la unión hace la fuerza y  ahora huyen de todo, todos? 

El quédate en casa es un eslogan del miedo. 
El quédate en casa es un encierro, mas no debería ser un encierro mental.
El quédate en casa no es para cerrar corazones y apabullarlo de desolación.

¿DÓNDE ESTÁN LOS ANTIGUOS VALIENTES? ¿HAN PENSADO EN DARLE UN HOMBRO, UNA MANO DE APOYO AL QUE LLEVA LA CARGA DE SU COBARDÍA?

No estoy promoviendo que salgan de sus casas pero si del miedo, de la pena, de la angustia  y de la comodidad de decirle a los demás quédate en casa igual a  "muerete de hambre antes que del virus"

Neciamente me atrevo a preguntar
¿Cuál es el más grande miedo que no le deja en paz en tiempos que debe mantener la calma? aunque no tenga trabajo, no haya comida, o la enfermedad haya tocado a su famila u otro terrible evento inimaginable en mi cabeza. 

Repito: ¿cuál es ese miedo que no lo deja ni respirar bien?

¿Qué le hace perder el  equilibrio emocional y dejar el peso de su cobardía en los otros?

Lo que quiero aportar en este momento es invitarlos a la reflexión, hurgarse un poco y descubrir qué podemos hacer para  mantenernos  por lo menos reposados. Y cuidar nuestros cinco sentidos que se llenan fácilmente de todo lo que hace mal.
Decirle NO  a los  noticieros, mejor no saber;  hay tantas micronoticias  basuras como lo llaman por ahí: "covid cibernético" carcomiendo ansiedades y deseperación. 

Y mejor intente: 
-Sembrar un árbol,
-mirar las tantas formas de las nubes, al Sol, la Luna, el cielo despejado en las noches donde las estrellas guiñan suavemente a la Tierra.
-respirar y sentir el aire que entra y sale, hacia y desde el bajo vientre, 
-mirar tu Sol y Luna interior, 
-escuchar el canto de los pájaros antes de las seis de la mañana.
- Ponerse pruebas alimenticias: comer frutas o té sin nada pesado, por lo menos una vez a la semana. Si lo hace seguido, mejor, repletarse no es sano.
-sienta su pulso,  el latir, la voz de su corazón. 
-atender su cabello (la raiz eléctrica de su ser con la tierra) 

Imagine que más puede descubrir y puede ser que algo logre captar en usted, en su espíritu. 

La ansiedad, la desepración nos hace sentir - a veces- que no servimos para nada; sin embargo, la verdad es: tenemos ganada la vida y la libertad de decidir que va a pasar  de ahora en adelante con nuestro ser. Encienda ese corazón  con anhelo y esperanza por lo menos haga el intento. Abráce-se siénta-se.
 La humanidad no puede ni debe seguir igual despues de esto: algo en nosotros debe cambiar o por lo menos desviarnos de esa normalidad que tampoco nos hacia tanto bien ¿o sí?

El covid 19 nos debe dejar una lección y una muy buena lección. No aferrarse solo al dolor mental sin transcendencia. Debemos continuar el ascenso en nuestras vidas, una búsqueda interna y fructifera para usted y los suyos y no estoy hablando de economia y éxito capitalista. 

El cuestionamiento, la reflexión como práctica constante, antes de la llegada del maldito virus no sucedía. El confina-miento ha hecho eco en el que quiere escuchar-se, redescubrir-se ya no en la normalidad que nos consumía y mataba de otra manera, también estábamos muriendo en la cotidianidad del consumismo sedentario. 

LA VIDA CONTINÚA. 

Delia Pin Lavayen.

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