Medea citó a sus hijas mujeres a tomar café en un lugar recóndito del mundo, lejos de Corintos, más cerca de Atenas, sigue practicando fielmente la magia para los crédulos de dioses dormidos; con su ropaje negro, da la espalda a la pequeña ventana que dibuja cordilleras desiertas... Espera muy calmada que lleguen una a una ¿Cuáles hijas espera? a todas las tachadas y renegadas por la historia ... ella sabe que son muchas: develadoras de almas sin miedo al mundo, guerreras sin tiempos ni tierras y si es necesario, usan prendas masculinas para decir sus verdades impertinentes. Muy despacio le da vuelta a la taza caliente, recuerda antiguos pesares; cuando un hombre escribía cada rato su nombre en un texto, quien le creó una familia que traicionó por amor, le inventó unos hijos que no crecieron por dolor de engaño y venganza.
Medea sigue dando vueltas al poco café que queda; había olvidado las punzadas cerca del corazón; hasta ahora, su memoria se alimentaba de penas ajenas contada por mujeres-vecinas que desconocen la historia de MEDEA. Prefiere ya no hablar, su voz nunca fue escuchada en esa perdida choza. Ve de refilón al dios Céfiro que arrastra unas diminutas hojas de un viejo árbol. No recuerda su edad, refleja a veces su rostro en el agua del pozo para no olvidarse de como es. El cabello larguinegro-canoso completamente suelto y espeso, tapa el más allá de la puerta entreabierta. Se levanta suavemente al fogón para buscar un poco más de café ... Olvidó de repente el porqué está de pie, mira hacia su catre... prefiere soltar la taza, recostar su cuerpo un rato hasta que alguien la llame. A veces pasan meses,años que nadie la busca.
Sueña con muchas hijas, sueña con eventos que jamás ha visto en la "realidad". En sueños, sonríe, goza al verlas como se defienden, lloran y vociferan frente a innumerables personas: el SER MUJER. Sabe que ha dejado un legado. Su existencia es la inspiración de un hombre, que la inventó para inmortalizarse en los repetidos días de la humanidad.
Medea: Madre al fin ... tu poder está en los hijos que rechazaste , en la negación de sufrir sola ... tu fortaleza viene de Eurípides, hombre que supo escribir el dolor de una mujer...
¿ROBERTO BOLAÑO ERAS EURÍPIDES EN TU OTRA VIDA?
- Delia Pin lavayen.
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